Pinche negra estúpida ¿Cómo se
atreve a estar tan cerca de él? Y él de babotas sin poder apartar su vista de
ese renacuajo ¿Qué le puede ver? Es una extraterrestre, negra y güera a la vez.
Lo único que tiene bonito son esos ojos de aceituna, pero ni eso la salva,
además está totalmente orate, llega cuando menos se lo espera uno e interrumpe
gritando; hace escándalos con su voz chillona que se confunde con un gis que
resbala con trabajo en el pizarrón. ¡Hija de su chingada madre! ¡No soporto
más! ¿Quién se cree que es? No le voy a permitir que me baje a Lupe.
—
¡A ver güey ¿Qué traes con mi novio? No
te metas con él porque te voy a partir la madre.
—
¿Queeeé....? ¿Qué te traes? No te entiendo.
—
No te hagas pendeja. Te estoy viendo, desde
hace un rato no dejas de coquetear, y él como idiota acariciándote el pelo.
—
Yo no sabía que fuera tu novio, yo me quedé en
que te mandó A CHINGAR A TU MADRE, hace ya un rato.
La cara de la chica fue enrojeciendo
poco a poco hasta que pareció una bomba que en cualquier momento iba a
explotar.
—
Eso a ti no te importa, él es mío. ¡Sus manos
han acariciado mi cuerpo, a ti no te puede tocar!
Una bofetada fue el inicio de un
agarrón de cabellos entre las dos jóvenes que cayeron al suelo entre golpes,
rasguños y mordidas. La falda de una de ellas permitió a los morbosos
espectadores admirar unas preciosas pantaletas blancas adornadas con figuras de
corazones. Abucheos de la escuela entera se oían por todas partes. “Rómpele la
madre Michelle”. Aplausos, porras, gritos acompañados de expresiones “Ehhhh....
ehhh...ehhh... Tú ganas Mariana”. Una maestra se acercó a poner orden.
—
¡¿Qué pasa aquí señores? Todos a sus labores!
Un silencio penetrante se hizo
presente y la riña entre las chicas se detuvo. Mariana no podía sentirse más
apenada, toda la escuela se había enterado de sus relaciones furtivas con aquel
enclenque joven que poco llamaba la atención. Se levantó del suelo queriendo
desaparecer entre la multitud. Llorosa fue llevada junto con Michelle a la dirección.
—
Mi mejor amigo, casi mi hermano
hoy es un desconocido para mí. Sus cursis cartitas, las flores, las invitaciones
al cine, su constante insistencia ya me tienen harta. Para acabarla de fregar
tengo que soportar a su tarada ex que viene, me insulta, me golpea sin yo
buscarme la bronca. Y con esta situación tal vez hasta me corran de la escuela.
Pero Lupe no se la va acabar conmigo cuando todo esto pase.
—
Mis lágrimas, mi vergüenza y
estos celos insoportables tienen que convencer a Lupe de que regrese conmigo.
Porque ahora todo sería diferente, me pasearía con orgullo abrazada de él.
Haría pública nuestra relación. Ya no me importa nada ni siquiera salir de la
escuela.
Cada una de las dos mujeres,
sumergida en sus cavilaciones, tenía inevitablemente como centro a Lupe, el
cual lleno de vergüenza se daba cuenta de lo que había provocado sin intención.
El delgado niño que a todos les parecía indiferente se convertía, muy a su
pesar, en un popular rompecorazones. Sentía invadida su intimidad, su
privacidad con preguntas y comentarios llenos de sarcasmo.
—
¡Óraleeee Lupe! ¿A poco andabas con Mariana?
¡Quién te viera tan chiquito y tan chingón! Toda la escuela anda tras de ella y
se va fijando en ti.
Las amigas de Mariana no lo podían
creer. Ella tan exigente. No le importaba si los chicos con los que salía eran
inteligentes o no, debían ser fuertes físicamente, bien parecidos, tener coche,
consentirla como a una muñequita de porcelana y cumplirle todos sus caprichos.
¿Por qué con Lupe?
Al poco tiempo Mariana tampoco lo
podía creer, no reconocía ante el espejo
a aquella chica que peleó ferozmente por alguien a quien meses antes no daba
importancia.
—
¿Qué es lenguaje?
—
Carajo Óscar apenas te vuelvo
a hacer caso y me invades con tus preguntas fuera de tono ¿Qué no te das cuenta
de lo que me acaba de pasar?
—
Dos escuinclas pendejas
peleando por ti.¡¡¡Qué tema tan importante!!! Sigue preocupado por eso. ¡Por
fin serás un chico popular! ¿Eso es lo quieres de verdad?
—
No... tienes razón. Voy a
intentar contestar tu pregunta. Lenguaje es... comunicación.
—
¿Comunicación con todos?
—
Por supuesto. Las abejas se
comunican entre ellas, se dicen dónde está la miel, la calidad de ésta, la
distancia a la se encuentra a través de una danza en ochos.[1] Los perros aullan y
advierten a los demás del peligro. Cada cosa que observas te comunica algo.
—
¡Émulo de san Francisco de Asís!
Hermano Sol, hermana Luna, hermano Perro, como si el ser humano fuera igual que
el resto de los seres vivos de este planeta.
—
Comparte con todos el mismo
espacio, por lo tanto es similar a todo ser vivo. A nivel de representación
hasta una piedra te comunica algo. No podemos salirnos del mundo de los
significados ni del mundo de las representaciones. ¿Me explico?
—
No, no te explicas. Tal vez
el ser humano vive en el mundo de los significados, pero los demás animales no.
¿Cuándo has visto a un perro hablar de su pasado o de sus planes futuros, o
describir las cosas? Si acaso al comunicarse expresan señas que se refieren a
su inmediatez, pero no explican ni el qué ni el porqué de las cosas. ¿O los has
oído contar a sus cachorros cómo conocieron a su madre? ¿O has visto a un
perrito decir qué va a ser de grande? ¿O a algún otro animal describir cómo es
el tazón en el que come?
—
De lo que tú hablas es de la
lengua entonces, la cual es diferente al lenguaje. Es privativa del ser humano
y el habla privativa de cada individuo, hasta el sordomudo tiene habla. ¿Ahora
si me explico?
—
Sí, ahora sí, pero ¿por qué
el ser humano tiene lengua y habla además de lenguaje?
—
Porque piensa comprende,
también hace lectura, es decir, interpreta todo lo que le rodea de tal forma
que su entorno lo transforma en mundo, mediante el universo de los
significados.
—
Yo creo que a eso se le puede
denominar triángulo del lenguaje: pensamiento, lectura, palabra, o
comprensión, interpretación y aplicación.
—
Estas tratando de emular, o
de imitar para que me entiendas, a Michel Foucault o a Georg Gadamer[2] (filósofos ambos) quienes argumentan
que el ser humano vive sumergido dentro de la cultura, el lenguaje, la lengua,
la historia y el mundo. Los tres elementos que tú referiste son simultáneos y
no podemos omitirlos en ningún momento.
—
Así es, porque no se puede
hablar sin pensar y sin leer las vivencias que conforman nuestra existencia.
Aquéllos que afirman que en ocasiones se habla sin pensar... están equivocados,
porque se puede mal pensar y por lo tanto mal hablar ¡pero siempre se piensa!
—
El ser se manifiesta mediante
el lenguaje, la cultura, la historia, en resumidas cuentas, el mundo. No
podemos decir qué son las cosas y qué es el ser sin los significados que lo
habitan.
—
Pero te falta algo. El ser se
manifiesta a través de todo lo que acabas de decir, y además del espacio y el
tiempo. Por ejemplo, tus enamoradas están en un espacio tiempo llamado escuela,
que solamente tiene sentido en el mundo humano, y para las dos su centro de
gravedad eres tú. Estamos hablando de cómo se manifiesta el Ser, pero ¿qué es
el Ser?
—
Es la esencia de la
totalidad, lo que permite existir a todas las cosas.
—
Es decir... ¿Dios?
—
No necesariamente. Podría
pensarse en el Zen, en el Tao, en la Physis griega,[3] en la materia pura, sin espíritu. O en la nada. El Ser es
concebido de formas diversas según la corriente filosófica, las distintas
religiones, las múltiples ciencias. Quizá para la bella Michelle el Ser son los
principios de la naturaleza porque está bien clavada en la Física, que concibe
la realidad como un conjunto de leyes. Para la Biología tal vez sea la vida o
las leyes de la evolución, para la Química el devenir de las sustancias, para
la Historia la memoria y el sentido de los sucesos, para el arte, para el
desenvolvimiento de las tradiciones o la cultura sería la poiesis, la
imaginación o un principio creativo. Pero, para Michelle ¿qué será el Ser
realmente? Ya ni me dirige la palabra. No lo comprendo, por dos cartitas
amorosas, una invitación al cine que no fue aceptada.... ¿Por qué me dice que
está hasta la madre de mi asedio, si ni siguiera le estoy perreando? Me he ido
con calma, he esperado a ver cómo reacciona, pero tal parece que cada cosa que
hago le molesta.
—
No cabe duda que estás chavo.
Estábamos platicando de cosas bien interesantes y sales con tu jalada.
—
Para definir qué es el Ser
existen infinidad de respuestas a lo largo de la historia, tantas como se te
ocurran. Algunos filósofos argumentan que el Ser se vislumbra en el logos
del pensamiento, pero si esto sucediera se cancelaría la otredad, porque todo
se reduciría a lo mismo de la conciencia, análogamente a lo que ocurre en las
dictaduras, en las que se niega a las minorías en busca de una hegemonía, donde
todos son iguales[4]; sin embargo, yo me pregunto... ¿tiene sentido hablar del Ser si
nadie ha sabido cómo definirlo? Tal vez cada lenguaje genera una respuesta[5]. Es más, cada historia, cada relato, cada cuento de la fantasía,
todo arte supone una noción de Ser, pero ¿existe el Ser? ¿Se hace presente el
Ser en la belleza?
—
Tal vez el Ser es algo
innombrable, inefable, inasible, pero se pueda o no se pueda definir es algo que
permite la unidad de lo real y el encuentro con los otros. Si no existiera algo
común no podría haber contacto con las cosas ni con las personas. El Ser se
manifiesta en la epifanía de la multiplicidad de las formas de expresión,
apuntando a la tensión esencial entre el logos y la alteridad.
—
¿Queeeé...? Explícate.
—
Una epifanía es la
manifestación de algo oculto. Por ejemplo, un cuento siempre lleva epifanía, es
decir, una pequeña historia dentro de la misma narración es la que da el final
inesperado y devela el ser como el nudo que ata lo diverso. El arte, la
religión, la ciencia, el mito, la Filosofía, entre otras, son formas de
expresión. El logos es la conciencia, y la alteridad es aquello que
escapa a la cárcel de la conciencia. En otras palabras es tu imagen en el
espejo, es el rostro del otro que te llama. Puede ser cualquiera que no seas
tú, cercano o lejano, pero también yo soy una alteridad tuya ¿Me comprendes?
—
Más o menos. A ver si estoy
bien. Sin alteridad no habría ni amor ni belleza porque se cancelaría el
misterio. También Michelle es una alteridad mía.
—
¿Y si el Ser no existe?
Porque si todo es reducible a un principio ¿no se cancelarían las diferencias?
¿Y no serían las diferencias lo más importante?
—
No salgas con pendejadas. ¿Cómo
no va a existir? Tal vez el Ser no es un capullo que todo lo envuelve, sino una
hebra que hilvana lo múltiple de la realidad, sin contenerlo.
—
El aire de familia es que en
vez de tener solamente algo en común podemos tener varias cosas que unifiquen
un conjunto: los ojos, las cejas, la nariz... De tal forma que puede no existir
algo en común que compartan todos, aunque sí cada miembro participa de al menos
una de las semejanzas que vinculan al conjunto, surge un aire de familia.
—
Y Lo heterónomo o lo heterogéneo
es lo que no puedes encerrar en una unidad, porque no tiene límites.
—
En otras palabras ¿si en vez
de un vínculo, tenemos muchos?
—
Sí, múltiples vínculos,
múltiples principios, múltiples orígenes…
—
Entonces podría ser el
infinito, Dios, la physis, la vida…
—
Tal vez… podría ser…
—
¿Y si en vez del Ser tenemos
un No Ser?
—
Lo que quieres decir es que
existen cosas que no podemos definir de forma afirmativa, sino sólo de manera
negativa. Por ejemplo, no podemos decir qué es Dios, si es que existe, pero si
podemos afirmar qué no es. Decimos: no es finito, es decir, es infinito; no es
mortal, por lo tanto es inmortal, y así sucesivamente. ¿Me entiendes?
—
¡Estás en el medioevo! Me
recuerdas a un monje llamado Pseudo Dionisios, quien decía que hay tres formas
de hablar de aquello que no se puede definir a partir de afirmaciones: 1. la negación,
2. la analogía y 3. la hiperatribución. Un ejemplo claro de esto son las
emociones. Nadie puede decir lo que son en sí mismas. No se le puede explicar
qué es la tristeza a alguien que nunca la ha sentido.
—
¿Y habrá alguien que no la
haya sentido?
—
Bueno, estamos suponiendo,
sólo para ejemplificar las tres vías. Ya explicamos la primera, sigamos con la
segunda. Las metáforas son analogías, y por ello la poesía permite expresar
cosas que al lenguaje común no le son accesibles. Y por último la hiperatribución,
que consiste en exagerar el atributo. Michelle por ejemplo es hiperbella, o más
bien, su Ser está más allá de la belleza.
—
¡No mames! Te acepto que es
inteligente, que no es fea, pero no me digas ni siquiera que es bella. Si acaso
simpática, ¡¿pero hiperbella?! ¿Qué fumaste?
—
¡Deja ya de moler! Y
regresemos a nuestra discusión acerca del Ser.
—
Podemos hablar de otras vías,
dos por lo menos. Una describe los efectos de aquello que no podemos definir
directamente, la otra las causas que lo provocan.
—
Define lo que es amor. Ya que
estás taaaan enamorado.
—
No es olvido, pues a quien se
ama siempre está presente por muy lejos que esté; no es esa relación ideal que
pintan los sicólogos, porque si así fuera nadie tendría pasiones enfermizas. En
la analogía, en cambio, es como un nido de mariposas en el estómago, una
montaña rusa, un ir y venir entre el dolor y el goce.
—
¡Si, Romeo, si! Estás otra
vez clavado, espero que esta vez no te madreen.
—
Es algo más allá de la
belleza, de la locura, convierte a cualquiera en poeta ¡Aahh...! Un profundo
suspiro escapó del pecho de Lupe.
—
¡Ya guey! Pero no has explicado qué es el No Ser.
—
Si, nos falta ese. El No Ser,
según Platón, en el diálogo “El sofista” es aquello que no puedo encerrar en
una unidad, está disperso, es cambiante, es inasible, y a pesar todo… es, por
lo mismo, paradójicamente, participa del Ser.
—
¿No es la alteridad?
—
Puede ser, según la postura
que asumamos. La idea del Ser desde cierta tradición es algo que no cambia, que
se encierra en el uno, que es estático, y que se puede pensar, por lo tanto es
asible. Sin embargo, como ya reflexionamos, el Ser podría ser inasible,
inefable y cambiante. Es más el Ser es el acontecer. Y si no entiendes los
términos búscalos en un tumbaburros,
como decía mi abuela.
—
¿Y si en el fondo solo hay
caos y anarquía? ¿Y si sólo hay Nada?
—
¿Qué onda güey? ¿En
qué andas pensando? El Ser, las chavas, qué complicado te estás volviendo.
—
Carajo Dionisio, llegas a
interrumpir mis reflexiones y mis desvaríos, pero tienes razón, la existencia
se me ha complicado. Yo no quiero saber ya nada de Mariana y ella se aferra a
que ahora sí seamos pareja. Sin embargo ya me enamoré de Michelle, y ella no me
hace caso.
—
De Mariana no te preocupes,
cambia de galán como de calzones. Déjala que insista, no la peles... se le va a pasar. A Michelle le gustas, pero
todavía no se ha dado cuenta, dale tiempo...
ya verás. No te desesperes. Y del Ser.... Para mi el Ser es la vida, ya
no le des vueltas. En cada molécula... en cada átomo... hay vida. La vida es lo
que rige el universo y lo que permite que existan todas las cosas. Pero deja de
disertar, vamos al cine y al salir nos echamos unas chelas ¿va?
—
Aunque Lupe inclinó la cabeza
en un gesto de aceptación, pensó ¿Y por qué no la muerte? ¿Podría ser la muerte
el motor de la historia, la fuente de la vida? No lo sé… simplemente… no lo
sé.
[2]Incluso
Michel Foucault realizó un estudio al que llamó “El cuadrilátero del lenguaje”
en su libro titulado Las palabras y las cosas. Georg Gadamer recupera la
hermenéutica medieval en el capítulo X de su obra Verdad y método. Y
aunque las dos son lecturas de difícil comprensión te recomiendo te eches un
clavado en ellas, pues ampliarás tu conocimiento del tema del lenguaje.
[3]Aunque
no existe traducción fiel de la palabra physis, para los griegos era como la
esencia, la energía o la fuerza que permeaba la totalidad de lo real.
Tradicionalmente se tradujo al latín por “natura”, lo que actualmente en
castellano llamamos naturaleza, aunque el término naturaleza dista mucho
actualmente de lo que los griegos entendían por physis.
[4]Cualquier
texto de Levinas contiene una crítica a las filosofías que han tratado de
reducir lo otro a lo mismo.
[5]El
filósofo Alberto Benítez, ex - maestro
del plantel Bernardino
de Sahagún, Xochimilco; actualmente profesor de
la UACM, afirma que cada lenguaje genera una ontología
distinta.
[6] Hetero quiere decir otro, y/o múltiple;
nomos significa ley; gen significa origen, es decir, heteronomía
significaría múltiple ley, y heterogeneidad múltiple origen.
El término de heteronomía lo usa Levinas, el de Heterogeneidad lo encontramos
en Bataille y el de Aire de Familia en Wittgenstein.
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